Proclamación de Teherán
Descarga el documento en version PDF
Proclamada por la Conferencia Internacional de Derechos Humanos en
Teherán el 13 de mayo de 1968
La Conferencia Internacional de Derechos Humanos,
Habiéndose reunido en Teherán del 22 de abril al 13 de mayo de 1968, para
examinar los progresos logrados en los veinte años transcurridos desde la
aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos y preparar un
programa para el futuro,
Habiendo examinado los problemas relacionados con las actividades de las
Naciones Unidas para promover y alentar el respeto a los derechos humanos y
a las libertades fundamentales,
Teniendo presentes las resoluciones aprobadas por la Conferencia,
Tomando nota de que la observancia del Año Internacional de los Derechos
Humanos coincide con un momento en que el mundo experimenta un cambio
sin precedentes,
Teniendo en cuenta las nuevas oportunidades que ofrece el rápido progreso de
la ciencia y la tecnología,
Estimando que, cuando en tantas partes del mundo prevalecen los conflictos y
la violencia, son más que nunca necesarias la solidaridad y la interdependencia
del género humano,
Consciente de que la paz constituye la aspiración universal de la humanidad, y
que para la realización plena de los derechos humanos y las libertades
fundamentales son indispensables la paz y la justicia,
Declara solemnemente que:
1. Es indispensable que la comunidad internacional cumpla su solemne
obligación de fomentar y alentar el respeto a los derechos humanos y a las
libertades fundamentales para todos, sin distinción alguna por motivos de raza,
color, sexo, idioma, religión u opiniones políticas o de cualquier otra índole;
2. La Declaración Universal de Derechos Humanos enuncia una concepción
común a todos los pueblos de los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana y la declara obligatoria para la comunidad
internacional;
3. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Declaración sobre la
concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, la
Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial, así como otras convenciones y declaraciones en materia
de derechos humanos, aprobadas bajo los auspicios de las Naciones Unidas,
los organismos especializados y las organizaciones intergubernamentales
regionales, han establecido nuevas normas y obligaciones que todas las
naciones deben aceptar;
4. Desde que se aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos, las
Naciones Unidas han logrado sustanciales progresos en la definición de
normas para el goce y protección de los derechos humanos y las libertades
fundamentales. Durante este período se han aprobado muchos instrumentos
internacionales de importancia. Pero aún queda mucho por hacer en la esfera
de la aplicación de estos derechos y libertades;
5. Las Naciones Unidas se han fijado como objetivo primordial en materia de
derechos humanos que la humanidad goce de la máxima libertad y dignidad.
Para que pueda alcanzarse este objetivo, es preciso que las leyes de todos los
países reconozcan a cada ciudadano, sea cual fuere su raza, idioma, religión o
credo político, la libertad de expresión, de información, de conciencia y de
religión, así como el derecho a participar plenamente en la vida política,
económica, social y cultural de su país;
6. Los Estados deben reafirmar su firme propósito de aplicar de modo efectivo
los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y en otros
instrumentos internacionales en relación con los derechos humanos y las
libertades fundamentales;
7. La comunidad internacional se siente profundamente preocupada ante la
notoria denegación de los derechos humanos que emana de la repulsiva
política de apartheid. Esta política, condenada como un crimen de lesa
humanidad, sigue trastornando profundamente la paz y la seguridad
internacionales. Es imperativo, por tanto, que la comunidad internacional
emplee todos los medios a su alcance para desterrar ese mal. La lucha contra
el apartheid se reconoce como legítima;
8. Es preciso lograr que los pueblos del mundo se den cuenta cabal de los
males de la discriminación racial y se unan para combatirlos. La aplicación de
este principio de no discriminación, consagrado en la Carta de las Naciones
Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y otros instrumentos
internacionales en materia de derechos humanos, constituye una tarea
urgentísima de la humanidad, tanto en el plano internacional como en el
nacional. Todas las ideologías basadas en la superioridad racial y en la
intolerancia deben ser condenadas y combatidas;
9. Ocho años después de que la Asamblea General aprobó la Declaración
sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, los
problemas del colonialismo siguen preocupando a la comunidad internacional.
Es urgente tomar medidas eficaces para asegurar el cumplimiento cabal de las
disposiciones de la Declaración en todas partes;
10. La denegación general de los derechos humanos que acarrean los actos de
agresión produce indecibles sufrimientos humanos y provoca reacciones que
podrían sumir al mundo en conflictos cada vez mayores. Es obligación de la
comunidad internacional cooperar para erradicar tales azotes;
11. La notoria denegación de los derechos humanos derivada de la
discriminación por motivos de raza, religión, creencia o expresión de opiniones
ofende a la conciencia de la humanidad y pone en peligro los fundamentos de
la libertad, de la justicia y de la paz en el mundo;
12. La creciente disparidad entre los países económicamente desarrollados y
los países en desarrollo impide la realización de los derechos humanos en la
comunidad internacional. Dado que el Decenio para el Desarrollo no ha
alcanzado sus modestos objetivos, resulta aún más necesario que cada país,
en particular los países desarrollados, procure por todos los medios eliminar
esa disparidad;
13. Como los derechos humanos y las libertades fundamentales son
indivisibles, la realización de los derechos civiles y políticos sin el goce de los
derechos económicos, sociales y culturales resulta imposible. La consecución
de un progreso duradero en la aplicación de los derechos humanos depende
de unas buenas y eficaces políticas nacionales e internacionales de desarrollo
económico y social;
14. La existencia de más de 700 millones de analfabetos en el mundo es el
tremendo obstáculo con que tropiezan todos los esfuerzos encaminados a
lograr que se cumplan los propósitos y objetivos de la Carta de las Naciones
Unidas y las disposiciones de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
La acción internacional para erradicar el analfabetismo en todo el mundo y
promover la educación en todos los niveles exige atención urgente;
15. La discriminación de que sigue siendo aún víctima la mujer en distintas
regiones del mundo debe ser eliminada. El hecho de que la mujer no goce de
los mismos derechos que el hombre es contrario a la Carta de las Naciones
Unidas y a las disposiciones de la Declaración Universal de Derechos
Humanos. La aplicación cabal de la Declaración sobre la eliminación de la
discriminación contra la mujer es una necesidad para el progreso de la
humanidad;
16. La comunidad internacional debe seguir velando por la familia y el niño. Los
padres tienen el derecho humano fundamental de determinar libremente el
número de sus hijos y los intervalos entre los nacimientos;
17. Las aspiraciones de la joven generación a un mundo mejor, en que se
ejerzan plenamente los derechos humanos y las libertades fundamentales,
deben ser alentadas en grado sumo. Es imperativo que los jóvenes participen
en la determinación del futuro de la humanidad;
18. Si bien los recientes descubrimientos científicos y adelantos tecnológicos
han abierto amplias perspectivas para el progreso económico, social y cultural,
esta evolución puede, sin embargo, comprometer los derechos y las libertades
de los individuos y por ello requerirá una atención permanente;
19. El desarme liberará inmensos recursos humanos y materiales que hoy día
se destinan a fines militares. Estos recursos deberán utilizarse para promover
los derechos humanos y las libertades fundamentales. El desarme general y
completo constituye una de las aspiraciones más elevadas de todos los
pueblos;
Por consiguiente,
La Conferencia Internacional de Derechos Humanos,
1. Afirmando su fe en los principios de la Declaración Universal de Derechos
Humanos y en otros instrumentos internacionales sobre la materia,
2. Exhorta a todos los pueblos y gobiernos a consagrarse a los principios
contenidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos y a redoblar sus
esfuerzos para ofrecer a todos los seres humanos una vida libre y digna que
les permita alcanzar un estado de bienestar físico, mental, social y espiritual.