Convenio de Ginebra para Aliviar la Suerte que Corren los Heridos, los Enfermos y los Náufragos de las Fuerzas Armadas en el Mar (Convenio II)
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Enfermos y los Náufragos de las Fuerzas Armadas en el Mar (Convenio II) Aprobado el 12 de agosto de 1949 por la Conferencia Diplomática para
Elaborar Convenios Internacionales destinados a proteger a las víctimas de la
guerra, celebrada en Ginebra del 12 de abril al 12 de agosto de 1949
Entrada en vigor: 21 de octubre de 1950
Capítulo I: Disposiciones generales
Artículo 1ºLas Altas Partes Contratantes se comprometen a respetar y a hacer respetar el
presente Convenio en todas las circunstancias.
Artículo 2ºAparte de las disposiciones que deben entrar en vigor ya en tiempo de paz, el
presente Convenio se aplicará en caso de guerra declarada o de cualquier otro
conflicto armado que surja entre dos o varias de las Altas Partes
Contratantes, aunque una de ellas no haya reconocido el estado de guerra.
El Convenio se aplicará también en todos los casos de ocupación total o parcial
del territorio de una Alta Parte Contratante, aunque tal ocupación no encuentre
resistencia militar.
Si una de las Potencias en conflicto no es parte en el presente Convenio, las
Potencias que son Partes en el mismo estarán, sin embargo, obligadas por él
en sus relaciones recíprocas. Estarán, además, obligadas por el Convenio con
respecto a dicha Potencia, si ésta acepta y aplica sus disposiciones.
Artículo 3º
En caso de conflicto armado que no sea de índole internacional y que surja en
el territorio de una de las Altas Partes Contratantes, cada una de las Partes en
conflicto tendrá la obligación de aplicar, como mínimo, las siguientes
disposiciones:
1) Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos
los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las
personas puestas fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por
cualquier otra causa, serán, en todas las circunstancias, tratadas con
humanidad, sin distinción alguna de índole desfavorable, basada en la raza, el
color, la religión o la creencia, el sexo, el nacimiento o la fortuna o cualquier
otro criterio análogo.
A este respecto, se prohíben, en cualquier tiempo y lugar, por lo que atañe a
las personas arriba mencionadas:
a) los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el
homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y
los suplicios;
b) la toma de rehenes;
c) los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos
humillantes y degradantes;
d) las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal
legítimamente constituido, con garantías judiciales reconocidas como
indispensables por los pueblos civilizados.
2) Los heridos, los enfermos y los náufragos serán recogidos y asistidos.
Un organismo humanitario imparcial, tal como el Comité Internacional de la
Cruz Roja, podrá ofrecer sus servicios a las Partes en conflicto.
Además, las Partes en conflicto harán lo posible por poner en vigor, mediante
acuerdos especiales, la totalidad o parte de las otras disposiciones del presente
Convenio. La aplicación de las anteriores disposiciones no surtirá efectos sobre
el estatuto jurídico de las Partes en conflicto.
Artículo 4º
En caso de operaciones de guerra entre las fuerzas de tierra y de mar de las
Partes en conflicto, las disposiciones del presente Convenio no serán
aplicables más que a las fuerzas embarcadas.
Las fuerzas desembarcadas estarán inmediatamente sometidas a las
disposiciones del Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para aliviar la
suerte que corren los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en
campaña.
Artículo 5º
Las Potencias neutrales aplicarán, por analogía, las disposiciones del presente
Convenio a los heridos, a los enfermos y a los náufragos, a los miembros del
personal sanitario y religioso pertenecientes a las fuerzas armadas de las
Partes en conflicto que sean recibidos o internados en su territorio, así como a
los muertos recogidos.
Artículo 6º
Aparte de los acuerdos expresamente previstos en los artículos 10, 18, 31, 38,
39, 40, 43 y 53, las Altas Partes Contratantes podrán concertar otros acuerdos
especiales sobre cualquier cuestión que les parezca oportuno zanjar
particularmente. Ningún acuerdo especial podrá perjudicar a la situación de los
heridos, de los enfermos y de los náufragos ni de los miembros del personal
sanitario y religioso, tal como se reglamenta en el presente Convenio ni
restringir los derechos que en éste se les otorga.
Los heridos, los enfermos y los náufragos, así como los miembros del personal
sanitario y religioso, seguirán beneficiándose de estos acuerdos mientras el
Convenio les sea aplicable, salvo estipulaciones en contrario expresamente
contenidas en dichos acuerdos o en otros ulteriores, o también salvo medidas
más favorables tomadas a su respecto por una u otra de las Partes en conflicto.
Artículo 7º
Los heridos, los enfermos y los náufragos, así como los miembros del personal
sanitario y religioso, no podrán, en ninguna circunstancia, renunciar total o
parcialmente a los derechos que se les otorga en el presente Convenio y,
llegado el caso, en los acuerdos especiales a que se refiere el artículo anterior.
Artículo 8º
El presente Convenio será aplicado con la colaboración y bajo el control de las
Potencias protectoras encargadas de salvaguardar los intereses de las Partes
en conflicto. Para ello, las Potencias protectoras podrán designar, aparte de su
personal diplomático o consular, a delegados de entre los propios súbditos o de
entre los de otras Potencias neutrales. Estos delegados serán sometidos a la
aprobación de la Potencia ante la cual hayan de efectuar su misión.
Las Partes en conflicto facilitarán, en la mayor medida posible, la labor de los
representantes o delegados de las Potencias protectoras.
Los representantes o delegados de las Potencias protectoras nunca deberán
extralimitarse en la misión que se les asigna en el presente Convenio; habrán
de tener en cuenta, especialmente, las imperiosas necesidades de seguridad
del Estado ante el cual ejercen sus funciones. Sólo imperiosas exigencias
militares pueden autorizar, excepcional y provisionalmente, una restricción de
su actividad.
Artículo 9º
Las disposiciones del presente Convenio no son óbice para las actividades
humanitarias que el Comité Internacional de la Cruz Roja, u otro organismo
humanitario imparcial, emprenda para la protección de los heridos, de los
enfermos y de los náufragos, o de los miembros del personal sanitario y
religioso, así como para los socorros que, con el consentimiento de las Partes
en conflicto interesadas, se les proporcione.
Artículo 10º
Las Altas Partes Contratantes podrán convenir, en todo tiempo, en confiar a un
organismo que ofrezca todas las garantías de imparcialidad y de eficacia, las
tareas asignadas en el presente Convenio a las Potencias protectoras.
Si heridos, enfermos o náufragos, o miembros del personal sanitario y religioso
no se benefician, o ya no se benefician, por la razón que fuere, de las
actividades de una Potencia protectora o de un organismo designado de
conformidad con lo estipulado en el párrafo anterior, la Potencia detenedora
deberá solicitar, sea a un Estado neutral sea a tal organismo, que asuma las
funciones asignadas en el presente Convenio a las Potencias protectoras
designadas por las Partes en conflicto.
Si no puede conseguirse así una protección, la Potencia detenedora deberá
solicitar a un organismo humanitario, tal como el Comité Internacional de la
Cruz Roja, que se encargue de desempeñar las tareas humanitarias asignadas
en el presente Convenio a las Potencias protectoras, o deberá aceptar, a
reserva de las disposiciones del presente artículo, los ofrecimientos de
servicios de tal organismo.
Cualquier Potencia neutral o cualquier organismo invitado por la Potencia
interesada o que se ofrezca con la finalidad indicada, deberá percatarse de su
responsabilidad para con la Parte en conflicto a la que pertenezcan las
personas protegidas por el presente Convenio, y deberá dar suficientes
garantías de capacidad para asumir el cometido de que se trata, y para
desempeñarlo con imparcialidad.
No podrán derogarse las disposiciones anteriores por acuerdo particular entre
Potencias cuando una de ellas se vea, aunque sea temporalmente, limitada en
su libertad para negociar con respecto a la otra Potencia o a sus aliados, a
causa de acontecimientos militares, especialmente en caso de ocupación de la
totalidad o de una parte importante de su territorio.
Cuantas veces se menciona en el presente Convenio a la Potencia protectora,
tal mención designa, asimismo, a los organismos que la sustituyan en el
sentido de este artículo.
Artículo 11º
Siempre que lo juzguen conveniente en interés de las personas protegidas,
especialmente en caso de desacuerdo entre las Partes en conflicto, acerca de
la aplicación o la interpretación de las disposiciones del presente Convenio, las
Potencias protectoras prestarán sus buenos oficios para dirimir el litigio.
Con esta finalidad, cada una de las Potencias protectoras podrá, tras invitación
de una Parte o por propia iniciativa, proponer a las Partes en conflicto una
reunión de sus representantes y, en particular, de las autoridades encargadas
de los heridos, de los enfermos y de los náufragos, así como de los miembros
del personal sanitario y religioso, si es posible en un territorio neutral
convenientemente elegido. Las Partes en conflicto tendrán la obligación de
aceptar las propuestas que en tal sentido se les haga. Las Potencias
protectoras podrán, llegado el caso, proponer a la aprobación de las Partes en
conflicto una personalidad perteneciente a una Potencia neutral, o una
personalidad delegada por el Comité Internacional de la Cruz Roja, que será
invitada a participar en la reunión.
Capítulo II: Heridos, enfermos y náufragos
Artículo 12ºLos miembros de las fuerzas armadas y las demás personas mencionadas en
el artículo siguiente que, encontrándose en el mar, estén heridos o enfermos o
sean náufragos, deberán ser respetados y protegidos en todas las
circunstancias, debiendo entenderse que el término "naufragio" será aplicable a
todo naufragio, sean cuales fueren las circunstancias en que se produzca,
incluido el amaraje forzoso o la caída en el mar.
Serán tratados y asistidos con humanidad por la Parte en conflicto que los
tenga en su poder, sin distinción desfavorable basada en el sexo, la raza, la
nacionalidad, la religión, las opiniones políticas o en cualquier otro criterio
análogo. Está estrictamente prohibido todo atentado contra su vida y su
persona, en particular matarlos o exterminarlos, someterlos a tortura, efectuar
en ellos experimentos biológicos, dejarlos deliberadamente sin atención médica
o sin asistencia, o exponerlos a riesgos de contagio o de infección causados
con esa finalidad.
Sólo razones de urgencia médica autorizarán una prioridad en el orden de la
asistencia.
Se tratará a las mujeres con las consideraciones debidas a su sexo.
Artículo 13º
El presente Convenio se aplicará a los náufragos, a los heridos y a los
enfermos en el mar pertenecientes a las categorías siguientes:
1) los miembros de las fuerzas armadas de una Parte en conflicto, así como los
miembros de las milicias y de los cuerpos de voluntarios que formen parte de
estas fuerzas armadas;
2) los miembros de las otras milicias y de los otros cuerpos de voluntarios,
incluidos los de movimientos de resistencia organizados, pertenecientes a una
de las Partes en conflicto y que actúen fuera o dentro del propio territorio,
aunque este territorio esté ocupado, con tal de que estas milicias o estos
cuerpos de voluntarios, incluidos estos movimientos de resistencia
organizados, reúnan las siguientes condiciones:
a) estar mandados por una persona que responda de sus subordinados;
b) tener un signo distintivo fijo y reconocible a distancia;
c) llevar las armas a la vista;
d) dirigir sus operaciones de conformidad con las leyes y costumbres de la
guerra;
3) los miembros de las fuerzas armadas regulares que sigan las instrucciones
de un Gobierno o de una autoridad no reconocidos por la Potencia detenedora;
4) las personas que sigan a las fuerzas armadas sin formar realmente parte de
ellas, tales como los miembros civiles de tripulaciones de aviones militares,
corresponsales de guerra, proveedores, miembros de unidades de trabajo o de
servicios encargados del bienestar de los militares, a condición de que hayan
recibido autorización de las fuerzas armadas a las cuales acompañan;
5) los miembros de las tripulaciones, incluidos los patrones, los pilotos y los
grumetes de la marina mercante, y las tripulaciones de la aviación civil de las
Partes en conflicto que no se beneficien de un trato más favorable en virtud de
otras disposiciones del derecho internacional;
6) la población de un territorio no ocupado que, al acercarse el enemigo, tome
espontáneamente las armas para combatir contra las tropas invasoras, sin
haber tenido tiempo para constituirse en fuerzas armadas regulares, si lleva las
armas a la vista y respeta las leyes y costumbres de la guerra.
Artículo 14º
Todo barco de guerra de una Parte beligerante podrá reclamar la entrega de
los heridos, de los enfermos o de los náufragos que haya a bordo de barcos
hospitales militares, de barcos hospitales de sociedades de socorro o de
particulares, así como de buques mercantes, yates y embarcaciones, sea cual
fuere su nacionalidad, si el estado de salud de los heridos y de los enfermos
permite la entrega, y si el barco de guerra dispone de instalaciones adecuadas
para garantizar a éstos un trato suficiente.
Artículo 15º
Si se recoge a bordo de un barco de guerra neutral o en una aeronave militar
neutral a heridos, a enfermos o a náufragos, se tomarán las medidas
convenientes, cuando el derecho internacional lo requiera, para que no puedan
volver a participar en operaciones de guerra.
Artículo 16º
Habida cuenta de las disposiciones del artículo 12, los heridos, los enfermos y
los náufragos de un beligerante, caídos en poder del adversario, serán
prisioneros de guerra y les serán aplicables las reglas del derecho de gentes
relativas a los prisioneros de guerra. Corresponderá al captor decidir, según las
circunstancias, si conviene retenerlos, enviarlos a un puerto de su país, a un
puerto neutral o incluso a un puerto del adversario. En este último caso, los
prisioneros de guerra así devueltos a su país no podrán prestar servicios
durante la guerra.
Artículo 17º
Los heridos, los enfermos y los náufragos que, con el consentimiento de la
autoridad local, sean desembarcados en un puerto neutral, deberán, a no ser
que haya acuerdo en contrario entre la Potencia neutral y las Potencias
beligerantes, permanecer retenidos por la Potencia neutral, cuando el derecho
internacional lo requiera, de modo que no puedan volver a participar en las
operaciones de guerra.
Los gastos de hospitalización y de internamiento serán sufragados por la
Potencia a la que pertenezcan los heridos, los enfermos o los náufragos.
Artículo 18º
Después de cada combate, las Partes en conflicto tomarán sin tardanza todas
las medidas posibles para buscar y recoger a los náufragos, a los heridos y a
los enfermos, para protegerlos contra el pillaje y los malos tratos y para
proporcionarles la asistencia necesaria, así como para buscar a los muertos e
impedir que sean despojados.
Siempre que sea posible, las Partes en conflicto concertarán acuerdos locales
para la evacuación por vía marítima de los heridos y de los enfermos de una
zona sitiada o cercada y para el paso del personal sanitario y religioso, así
como de material sanitario con destino a dicha zona.
Artículo 19º
Las Partes en conflicto deberán registrar, tan pronto como sea posible, toda la
información adecuada para identificar a los náufragos, a los heridos, a los
enfermos y a los muertos de la parte adversaria caídos en su poder.
Estos datos deberán, si es posible, incluir:
a) designación de la Potencia a la que pertenecen;
b) destino o número de matrícula;
c) apellidos;
d) nombre o nombres;
e) fecha de nacimiento;
f) cualquier otro dato que figure en la tarjeta o en la placa de identidad;
g) fecha y lugar de la captura o del fallecimiento;
h) datos relativos a las heridas, la enfermedad, o la causa del fallecimiento.
En el más breve plazo posible, deberán comunicarse los datos arriba
mencionados a la oficina de información prevista en el artículo 122 del
Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo al trato debido a los
prisioneros de guerra, la cual los transmitirá a la Potencia de la que dependan
esas personas, por mediación de la Potencia protectora y de la Agencia Central
de Prisioneros de Guerra.
Las Partes en conflicto redactarán y se comunicarán, por el conducto indicado
en el párrafo anterior, las actas de defunción o las listas de fallecidos
debidamente autenticadas. Recogerán y se transmitirán también, por
mediación de la misma oficina, la mitad de la doble placa de identidad, o la
placa entera si se trata de una placa sencilla, los testamentos u otros
documentos que tengan importancia para la familia de los fallecidos, el dinero
y, en general, cuantos objetos de valor intrínseco o afectivo se hayan
encontrado sobre los muertos. Estos objetos, así como los no identificados,
serán remitidos en paquetes lacrados, acompañados de una declaración con
todos los detalles necesarios para la identificación del poseedor fallecido, así
como de un inventario completo del paquete.
Artículo 20º
Las Partes en conflicto se cerciorarán de que a la inmersión de los muertos,
efectuada individualmente en la medida en que las circunstancias lo permitan,
preceda un minucioso examen, médico si es posible, de los cuerpos, a fin de
comprobar la muerte, determinar la identidad y poder informar al respecto. Si
se utiliza la doble placa de identidad, la mitad de la misma quedará sobre el
cadáver.
Si se desembarca a los muertos, les serán aplicables las disposiciones del
Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para aliviar la suerte que corren
los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña.
Artículo 21º
Las Partes en conflicto podrán hacer un llamamiento a la caridad de los
capitanes de los barcos mercantes, de los yates o de las embarcaciones
neutrales, para que tomen a bordo y asistan a heridos, a enfermos o a
náufragos, así como para que recojan a muertos.
Las naves de toda índole que respondan a este llamamiento, así como las que
espontáneamente recojan a heridos, a enfermos o a náufragos, disfrutarán de
una protección especial y de facilidades para efectuar su misión de asistencia.
En ningún caso podrán ser apresadas a causa de tales transportes; pero, salvo
promesa en contrario que se les haya hecho, quedarán expuestas a captura
por las violaciones de neutralidad en que pudieran haber incurrido.
Capítulo III: Barcos hospitales
Artículo 22º
Los barcos hospitales militares, es decir, los construidos o adaptados por las
Potencias especial y únicamente para prestar asistencia a los heridos, a los
enfermos y a los náufragos, para atenderlos y para transportarlos, no podrán,
en ningún caso, ser atacados ni apresados, sino que serán en todo tiempo
respetados y protegidos, a condición de que sus nombres y características
hayan sido notificados a las Partes en conflicto diez días antes de su utilización
con tal finalidad.
Las características que deberán figurar en la notificación incluirán el tonelaje
bruto registrado, la longitud de popa a proa y el número de mástiles y de
chimeneas.
Artículo 23º
No deberán ser atacados ni bombardeados desde el mar los establecimientos
situados en la costa que tengan derecho a la protección del Convenio de
Ginebra del 12 de agosto de 1949 para aliviar la suerte que corren los heridos y
los enfermos de las fuerzas armadas en campaña.
Artículo 24º
Los barcos hospitales utilizados por Sociedades Nacionales de la Cruz Roja,
por sociedades de socorro oficialmente reconocidas o por particulares
disfrutarán de la misma protección que los barcos hospitales militares y estarán
exentos de apresamiento, si la Parte en conflicto de la que dependen les ha
encargado un cometido oficial y con tal de que se observen las disposiciones
del artículo 22 relativo a la notificación.
Tales barcos deberán ser portadores de un documento de la autoridad
competente en el que se certifique que han sido sometidos a control durante su
aparejo y al zarpar.
Artículo 25º
Los barcos hospitales utilizados por Sociedades Nacionales de la Cruz Roja o
por sociedades de socorro oficialmente reconocidas o por particulares de
países neutrales disfrutarán de la misma protección que los barcos hospitales
militares y estarán exentos de apresamiento, a condición de que estén bajo la
dirección de una de las Partes en conflicto, con el previo consentimiento del
propio Gobierno y con la autorización de esta Parte y si se aplican las
disposiciones del artículo 22 relativas a la notificación.
Artículo 26º
La protección prevista en los artículos 22, 24 y 25 se aplicará a los barcos
hospitales de cualquier tonelaje y a sus botes salvavidas en cualquier lugar que
operen. Sin embargo, para garantizar el máximo de comodidad y de seguridad,
las Partes en conflicto harán lo posible por utilizar, para el traslado de heridos,
de enfermos y de náufragos, a largas distancias y en alta mar, solamente
barcos hospitales de más de 2.000 toneladas de registro bruto.
Artículo 27º
En las mismas condiciones que las previstas en los artículos 22 y 24, las
embarcaciones utilizadas por el Estado o por sociedades de socorro
oficialmente reconocidas para las operaciones costeras de salvamento serán
también respetadas y protegidas, en la medida en que las necesidades de las
operaciones lo permitan.
Lo mismo se aplicará, en la medida de lo posible, a las instalaciones costeras
fijas exclusivamente utilizadas por dichas embarcaciones para sus misiones
humanitarias.
Artículo 28º
En caso de combate a bordo de barcos de guerra, las enfermerías serán
respetadas y protegidas, en la medida en que sea posible. Estas enfermerías y
su material estarán sometidos a las leyes de la guerra, pero no podrán
utilizarse con otra finalidad mientras sean necesarios para los heridos y los
enfermos. Sin embargo, el comandante en cuyo poder estén tendrá facultad
para disponer de ellos en caso de urgente necesidad militar, garantizando
previamente la suerte que correrán los heridos y los enfermos que allí haya.
Artículo 29º
Todo barco hospital que esté en un puerto que caiga en poder del enemigo
tendrá autorización para salir de dicho puerto.
Artículo 30º
Los barcos y las embarcaciones mencionados en los artículos 22, 24, 25 y 27
socorrerán y asistirán a los heridos, a los enfermos y a los náufragos, sin
distinción de nacionalidad.
Las Altas Partes Contratantes se comprometen a no utilizar estos barcos y
estas embarcaciones con finalidad militar.
Tales barcos y embarcaciones no deberán estorbar, en modo alguno, los
movimientos de los combatientes.
Durante y tras el combate, actuarán por su cuenta y riesgo.
Artículo 31º
Las Partes en conflicto tendrán derecho a controlar y a visitar los barcos y las
embarcaciones mencionados en los artículos 22, 24, 25 y 27. Podrán rechazar
la cooperación de estos barcos y embarcaciones, ordenarles que se alejen,
imponerles un rumbo determinado, reglamentar el empleo de su radio o de
cualquier otro medio de comunicación, e incluso retenerlos durante un período
no superior a siete días a partir de la fecha de la interceptación, si la gravedad
de las circunstancias lo requiere.
Podrán designar, para que esté a bordo provisionalmente, a un comisario cuya
tarea consistirá exclusivamente en garantizar la ejecución de las órdenes
dadas en virtud de las disposiciones del párrafo anterior.
Dentro de lo posible, las Partes en conflicto anotarán en el diario de navegación
de los barcos hospitales, en un idioma comprensible para el capitán del barco
hospital, las órdenes que les den.
Las Partes en conflicto podrán, sea unilateralmente sea por acuerdo especial,
designar para que estén a bordo de sus barcos hospitales, a observadores
neutrales que se cerciorarán de la estricta observancia de las disposiciones del
presente Convenio.
Artículo 32ºNo se equipara a los barcos y a las embarcaciones mencionados en los
artículos 22, 24, 25 y 27 con los barcos de guerra por lo que atañe a su
permanencia en puerto neutral.
Artículo 33º
Los barcos mercantes que hayan sido transformados en barcos hospitales no
podrán prestar servicios con otra finalidad mientras duren las hostilidades.
Artículo 34º
La protección debida a los barcos hospitales y a las enfermerías de barcos no
podrá cesar más que si se utilizan para cometer, fuera de sus deberes
humanitarios, actos perjudiciales para el enemigo. Sin embargo, la protección
no cesará más que tras intimación en la que se fije, en todos los casos
oportunos, un plazo razonable, y si tal intimación no surte efectos.
En particular, los barcos hospitales no podrán tener ni utilizar ningún código
secreto para su radio o para cualquier otro medio de comunicación.
Artículo 35º
No se considerará que priva, a los barcos hospitales o a las enfermerías de
barcos, de la protección que les es debida:
1) el hecho de que el personal de estos barcos o de estas enfermerías esté
armado y utilice sus armas para mantener el orden, para la propia defensa o la
de sus heridos y enfermos;
2) el hecho de que haya a bordo aparatos cuya exclusiva finalidad sea
garantizar la navegación o las transmisiones;
3) el hecho de que a bordo de los barcos hospitales o en las enfermerías de
barcos haya armas portátiles y municiones retiradas a los heridos, a los
enfermos y a los náufragos y todavía no entregadas al servicio competente;
4) el hecho de que las actividades humanitarias de los barcos hospitales y de
las enfermerías de barcos o de su personal se extienda a civiles heridos,
enfermos o náufragos;
5) el hecho de que los barcos hospitales transporten material y a personal
exclusivamente destinado a desempeñar tareas sanitarias, además del que
habitualmente es necesario.
Capítulo IV: Personal
Artículo 36º
Serán respetados y protegidos el personal religioso, médico y sanitario de los
barcos hospitales y sus tripulaciones; no podrán ser capturados mientras
presten servicios en dichos barcos, haya o no heridos y enfermos a bordo.
Artículo 37º
Será respetado y protegido el personal religioso, médico y sanitario que preste
asistencia médica o espiritual a las personas mencionadas en los artículos 12 y
13 y que caiga en poder del enemigo; podrá continuar desempeñando su
cometido mientras sea necesario para la asistencia a los heridos y a los
enfermos. Después, deberá ser devuelto, tan pronto como el comandante en
jefe en cuyo poder esté lo juzgue posible. Al salir del barco, podrá llevar
consigo los objetos de propiedad personal.
Si, no obstante, es necesario retener a una parte de dicho personal a causa de
necesidades sanitarias o espirituales de los prisioneros de guerra, se tomarán
las oportunas medidas para desembarcarlo lo antes posible.
Tras haber desembarcado, el personal retenido estará sometido a las
disposiciones del Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para aliviar la
suerte que corren los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en
campaña.
Capítulo V: Transportes sanitarios
Artículo 38º
Los barcos fletados con esta finalidad estarán autorizados a transportar
material exclusivamente destinado al tratamiento de los heridos y de los
enfermos de las fuerzas armadas o a la prevención de enfermedades, con tal
de que las condiciones de su viaje hayan sido notificadas a la Potencia
adversaria y aceptadas por ésta. La Potencia adversaria tendrá derecho a
interceptarlos, pero no a apresarlos ni a confiscar el material transportado.
Por acuerdo entre las Partes en conflicto, se podrá designar a observadores
neutrales para que estén a bordo de esos barcos, a fin de controlar el material
transportado. Para ello, habrá fácil acceso a este material.
Artículo 39º
Las aeronaves sanitarias, es decir, las exclusivamente utilizadas para la
evacuación de los heridos, de los enfermos y de los náufragos, así como para
el transporte del personal y del material sanitarios, no serán objeto de ataques,
sino que serán respetadas por las Partes en conflicto durante los vuelos que
efectúen a las altitudes, horas y según itinerarios específicamente convenidos
entre todas las Partes en conflicto interesadas.
Llevarán ostensiblemente el signo distintivo previsto en el artículo 41, junto a
los colores nacionales en sus caras inferior, superior y laterales.
Tendrán cualquier otro señalamiento o medio de reconocimiento concertado
por las Partes en conflicto, sea al comienzo sea en el transcurso de las
hostilidades.
Salvo acuerdo en contrario, está prohibido volar sobre el territorio enemigo u
ocupado por el enemigo.
Las aeronaves sanitarias deberán acatar toda intimación de aterrizar o de
amarar. En caso de aterrizaje o de amaraje así impuestos, la aeronave, con
sus ocupantes, podrá reanudar el vuelo, tras un eventual control.
En caso de aterrizaje o de amaraje fortuito en territorio enemigo u ocupado por
el enemigo, los heridos, los enfermos y los náufragos, así como la tripulación
de la aeronave, serán prisioneros de guerra. El personal sanitario será tratado
de conformidad con lo estipulado en los artículos 36 y 37.
Artículo 40º
Las aeronaves sanitarias de las Partes en conflicto podrán volar, a reserva de
lo dispuesto en el párrafo segundo, sobre el territorio de las Potencias neutrales
y aterrizar o amarar allí, en caso de necesidad, o para hacer escala. Deberán
notificar previamente a las Potencias neutrales el paso sobre el respectivo
territorio, y acatar toda intimación de aterrizar o de amarar.
No estarán a cubierto de ataques más que durante el vuelo a altitudes, a horas
y siguiendo un itinerario que específicamente se hayan convenido entre las
Partes en conflicto y las Potencias neutrales interesadas.
Sin embargo, las Potencias neutrales podrán fijar condiciones o restricciones
en cuanto al vuelo sobre su territorio de las aeronaves sanitarias o por lo que
respecta a su aterrizaje. Tales eventuales condiciones o restricciones habrán
de aplicarse por igual a todas las Partes en conflicto.
Los heridos, los enfermos o los náufragos desembarcados, con el
consentimiento de la autoridad local, en un territorio neutral por una aeronave
sanitaria, deberán, a no ser que haya un acuerdo en contrario entre el Estado
neutral y las Partes en conflicto, quedar retenidos por el Estado neutral, cuando
el derecho internacional así lo requiera, de modo que no puedan volver a
participar en las operaciones de guerra. Los gastos de hospitalización y de
internamiento serán sufragados por la Potencia de la que dependan los
heridos, los enfermos o los náufragos.
Capítulo VI: Signo distintivo
Artículo 41º
Bajo el control de la autoridad militar competente, el emblema de la cruz roja
sobre fondo blanco figurará en las banderas, en los brazales y en todo el
material empleado por el Servicio Sanitario.
Sin embargo, para los países que, en vez de la cruz roja, ya utilizan como signo
distintivo la media luna roja o el león y sol rojos sobre fondo blanco, se admiten
también estos emblemas, en el sentido del presente Convenio.
Artículo 42º
El personal mencionado en los artículos 36 y 37 llevará fijado al brazo izquierdo
un brazal resistente a la humedad y provisto del signo distintivo, proporcionado
y sellado por la autoridad militar.
Este personal será portador, aparte de la placa de identidad prevista en el
artículo 19, de una tarjeta especial provista del signo distintivo. Esta tarjeta
deberá resistir a la humedad y ser de dimensiones tales que quepa en el
bolsillo. Estará redactada en el idioma nacional y se mencionarán en la misma,
por lo menos, los nombres y los apellidos, la fecha de nacimiento, la
graduación y el número de matrícula del interesado. Constará la razón por la
cual tiene derecho a la protección del presente Convenio. La tarjeta llevará la
fotografía del titular, así como la firma o las huellas digitales, o las dos. Figurará
el sello en seco de la autoridad militar.
La tarjeta de identidad deberá ser uniforme en cada ejército y, dentro de lo
posible, de las mismas características en los ejércitos de las Altas Partes
Contratantes. Las Partes en conflicto podrán inspirarse, como ejemplo, en el
modelo anejo al presente Convenio. Se comunicarán, al comienzo de las
hostilidades, el modelo que utilicen. Cada tarjeta de identidad se expedirá, si es
posible, en dos ejemplares por lo menos, uno de los cuales obrará en poder de
la Potencia de origen.
En ningún caso se podrá privar al personal arriba mencionado de sus insignias
ni de la tarjeta de identidad ni del derecho a llevar el brazal. En caso de
pérdida, tendrá derecho a obtener copia de la tarjeta y nuevas insignias.
Artículo 43º
Los barcos y las embarcaciones mencionados en los artículos 22, 24, 25 y 27
se distinguirán de la manera siguiente:
a) todas sus superficies exteriores serán blancas;
b) habrá pintadas, tan grandes como sea posible, una o varias cruces rojas
oscuras a cada lado del casco, así como en las superficies horizontales, de
manera que se garantice la mejor visibilidad desde el aire y en el mar.
Todos los barcos hospitales se darán a conocer izando su bandera nacional y,
si pertenecen a un país neutral, la bandera de la Parte en conflicto cuya
dirección hayan aceptado. En el palo mayor, deberá ondear, lo más arriba
posible, una bandera blanca con una cruz roja.
Los botes salvavidas de los barcos hospitales, las embarcaciones costeras de
salvamento y todas las pequeñas embarcaciones que utilice el Servicio de
Sanidad estarán pintados de blanco o con cruces rojas oscuras claramente
visibles y se atendrán, en general, a las normas de identificación más arriba
estipuladas para los barcos hospitales.
Los barcos y las embarcaciones arriba mencionados que quieran garantizarse,
de noche y en todo tiempo de visibilidad reducida, la protección a que tienen
derecho, deberán tomar, con el asenso de la Parte en conflicto en cuyo poder
estén, las oportunas medidas para que su pintura y sus emblemas distintivos
sean suficientemente visibles.
Los barcos hospitales que, en virtud del artículo 31, queden provisionalmente
retenidos por el enemigo, deberán arriar la bandera de la Parte en conflicto a
cuyo servicio estén y cuya dirección hayan aceptado.
Si las embarcaciones costeras de salvamento continúan operando, con el
asenso de la Potencia ocupante, desde una base ocupada, podrán ser
autorizadas a continuar enarbolando las propias enseñas nacionales al mismo
tiempo que la bandera con una cruz roja, cuando se hayan alejado de su base,
con tal de que lo notifiquen previamente a todas las Partes en conflicto
interesadas.
Todas las disposiciones de este artículo relativas al emblema de la cruz roja se
aplican del mismo modo a los demás emblemas mencionados en el artículo 41.
En todo tiempo, las Partes en conflicto deberán hacer lo posible por concertar
acuerdos, con miras a utilizar los métodos más modernos de que dispongan,
para facilitar la identificación de los barcos y de las embarcaciones que en este
artículo se mencionan.
Artículo 44º
Los signos distintivos a los que se refiere el artículo 43 no podrán ser
empleados, tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra, más que para
designar o para proteger a los barcos en el mismo mencionados, a reserva de
los casos previstos en otro Convenio internacional o por acuerdo entre todas
las Partes en conflicto interesadas.
Artículo 45º
Las Altas Partes Contratantes cuya legislación no sea suficiente, tomarán las
oportunas medidas para impedir y para reprimir, en todo tiempo, el empleo
abusivo de los signos distintivos previstos en el artículo 43.
Capítulo VII: Aplicación del Convenio
Artículo 46º
Incumbirá a cada Parte en conflicto, por mediación de sus comandantes en
jefe, la aplicación detallada de los artículos anteriores así como en los casos no
previstos, de conformidad con los principios generales del presente Convenio.
Artículo 47º
Están prohibidas las represalias contra los heridos, los enfermos, los
náufragos, el personal, los barcos o el material protegidos por el Convenio.
Artículo 48º
Las Altas Partes Contratantes se comprometen a difundir lo más ampliamente
posible, tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra, el texto del presente
Convenio en el país respectivo, y especialmente a incorporar su estudio en los
programas de instrucción militar y, si es posible, civil, de modo que sus
principios sean conocidos por el conjunto de la población, especialmente por
las fuerzas armadas combatientes, por el personal sanitario y por los
capellanes.
Artículo 49º
Las Altas Partes Contratantes se comunicarán, por mediación del Consejo
Federal Suizo y, durante las hostilidades, por mediación de las Potencias
protectoras, las traducciones oficiales del presente Convenio, así como las
leyes y los reglamentos que tal vez hayan adoptado para garantizar su
aplicación.
Capítulo VIII: Represión de los abusos y de las infracciones
Artículo 50º
Las Altas Partes Contratantes se comprometen a tomar todas las oportunas
medidas legislativas para determinar las adecuadas sanciones penales que se
han de aplicar a las personas que hayan cometido, o dado orden de cometer,
una cualquiera de las infracciones graves contra el presente Convenio
definidas en el artículo siguiente.
Cada una de las Altas Partes Contratantes tendrá la obligación de buscar a las
personas acusadas de haber cometido, u ordenado cometer, una cualquiera de
las infracciones graves, y deberá hacerlas comparecer ante los propios
tribunales, sea cual fuere su nacionalidad. Podrá también, si lo prefiere, y
según las disposiciones previstas en la propia legislación, entregarlas para que
sean juzgadas por otra Parte Contratante interesada, si ésta ha formulado
contra ellas cargos suficientes.
Cada Parte Contratante tomará las oportunas medidas para que cesen, aparte
de las infracciones graves definidas en el artículo siguiente, los actos contrarios
a las disposiciones del presente Convenio.
Los inculpados se beneficiarán, en todas las circunstancias, de garantías de
procedimiento y de libre defensa, que no podrán ser inferiores a las previstas
en los artículos 105 y siguientes del Convenio de Ginebra del 12 de agosto de
1949 relativo al trato debido a los prisioneros de guerra.
Artículo 51º
Las infracciones graves a las que se refiere el artículo anterior son las que
implican uno cualquiera de los actos siguientes, si se cometen contra personas
o bienes protegidos por el Convenio: el homicidio intencional, la tortura o los
tratos inhumanos, incluidos los experimentos biológicos, el hecho de causar
deliberadamente grandes sufrimientos o de atentar gravemente contra la
integridad física o la salud, la destrucción y la apropiación de bienes, no
justificadas por necesidades militares y efectuadas a gran escala ilícita y
arbitrariamente.
Artículo 52º
Ninguna Parte Contratante podrá exonerarse, ni exonerar a otra Parte
Contratante, de las responsabilidades en que haya incurrido ella misma u otra
Parte Contratante a causa de las infracciones previstas en el artículo anterior.
Artículo 53º
Tras solicitud de una de las Partes en conflicto, deberá iniciarse una encuesta,
según las modalidades que se determinen entre las Partes interesadas, sobre
toda alegada violación del Convenio.
Si no se llega a un acuerdo sobre el procedimiento de encuesta, las Partes se
entenderán para elegir a un árbitro, que decidirá por lo que respecta al
procedimiento que haya de seguirse.
Una vez comprobada la violación, las Partes en conflicto harán que cese y la
reprimirán lo más rápidamente posible.
Disposiciones finales
Artículo 54º
El presente Convenio está redactado en francés y en inglés. Ambos textos son
igualmente auténticos.
El Consejo Federal Suizo se encargará de que se hagan traducciones oficiales
del Convenio, en los idiomas ruso y español.
Artículo 55º
El presente Convenio, que llevará fecha de hoy, podrá ser firmado, hasta el 12
de febrero de 1950, en nombre de las Potencias representadas en la
Conferencia inaugurada en Ginebra el 21 de abril de 1949, así como de las
Potencias no representadas en esta Conferencia que son Partes en el X
Convenio de La Haya del 18 de octubre de 1907 para la adaptación a la guerra
marítima de los principios del Convenio de Ginebra de 1906, o en los
Convenios de Ginebra de 1864, de 1906 o de 1929, para aliviar la suerte que
corren los heridos y los enfermos de los ejércitos en campaña.
Artículo 56º
El presente Convenio será ratificado lo antes posible, y las ratificaciones serán
depositadas en Berna.
Del depósito de cada instrumento de ratificación se levantará acta, una copia
de la cual, certificada como fiel, será remitida por el Consejo Federal Suizo a
todas las Potencias en cuyo nombre se haya firmado el Convenio o notificado
la adhesión.
Artículo 57º
El presente Convenio entrará en vigor seis meses después de haber sido
depositados, al menos, dos instrumentos de ratificación.
Posteriormente, entrará en vigor para cada Alta Parte Contratante seis meses
después del depósito de su instrumento de ratificación.
Artículo 58º
El presente Convenio sustituye al X Convenio de La Haya del 18 de octubre de
1907 para la adaptación a la guerra marítima de los principios del Convenio de
Ginebra de 1906, en las relaciones entre las Altas Partes Contratantes.
Artículo 59º
Desde la fecha de su entrada en vigor, el presente Convenio quedará abierto a
la adhesión de toda Potencia en cuyo nombre no haya sido firmado.
Artículo 60º
Las adhesiones serán notificadas por escrito al Consejo Federal Suizo y
surtirán efectos seis meses después de la fecha en que éste las haya recibido.
El Consejo Federal Suizo comunicará las adhesiones a todas las Potencias en
cuyo nombre se haya firmado el Convenio o modificado la adhesión.
Artículo 61º
Las situaciones previstas en los artículos 2 y 3 harán que surtan efectos
inmediatos las ratificaciones depositadas y las adhesiones notificadas por las
Partes en conflicto antes o después del comienzo de las hostilidades o de la
ocupación. La comunicación de las ratificaciones o de las adhesiones de las
Partes en conflicto la hará, por la vía más rápida, el Consejo Federal Suizo.
Artículo 62º
Cada una de las Altas Partes Contratantes tendrá la facultad de denunciar el
presente Convenio.
La denuncia será notificada por escrito al Consejo Federal Suizo, que
comunicará la notificación a los Gobiernos de todas las Altas Partes
Contratantes.
La denuncia surtirá efectos un año después de su notificación al Consejo
Federal Suizo. Sin embargo, la denuncia notificada cuando la Potencia
denunciante esté implicada en un conflicto no surtirá efecto alguno mientras no
se haya concertado la paz y, en todo caso, mientras no hayan terminado las
operaciones de liberación y de repatriación de las personas protegidas por el
presente Convenio.
La denuncia sólo será válida para con la Potencia denunciante. No surtirá
efecto alguno sobre las obligaciones que las Partes en conflicto hayan de
cumplir en virtud de los principios del derecho de gentes, tal como resulta de
los usos establecidos entre naciones civilizadas, de las leyes de humanidad y
de las exigencias de la conciencia pública.
Artículo 63º
El Consejo Federal Suizo hará registrar este Convenio en la Secretaría de las
Naciones Unidas. El Consejo Federal Suizo informará, asimismo, a la
Secretaría de las Naciones Unidas acerca de todas las ratificaciones,
adhesiones y denuncias que reciba por lo que atañe al presente Convenio.
EN FE DE LO CUAL, los abajo firmantes, tras haber depositado los respectivos
plenos poderes, han firmado el presente Convenio.
Hecho en Ginebra, el 12 de agosto de 1949, en idiomas francés e inglés. El
original debe depositarse en los archivos de la Confederación Suiza. El
Consejo Federal Suizo transmitirá una copia del Convenio, certificada como
fiel, a cada uno de los Estados signatarios, así como a los Estados que se
hayan adherido al Convenio. ANEJO